jueves, 13 de septiembre de 2012

Reparar, resistir, rechazar


Por: Fernanda Soliz

EL CONFLICTO MINERO DESDE EL PAÍS DE LOS DERECHOS DE LA NATURALEZA

MINERÍA: ¿DESDE DÓNDE?

La guerra por la apropiación de los recursos naturales nos convoca a la urgencia de fortalecer procesos de organización y resistencia que se constituyan como experiencias emblemáticas.



Los pueblos del Sur ya hemos dado varias lecciones al norte. Quizás una de las más importantes ha sido la invitación a pensar desde la complejidad ambiental. Ello ha devenido en una ruptura paradigmática con profundas connotaciones epistemológicas, ontológicas y políticas. 

Pensar desde la complejidad implica repensar toda la historia del mundo a partir de de-construir tres disociaciones históricas responsables en mucho del pensamiento reduccionista precursor del economicismo: ser - ente; objeto - sujeto; y sociedad - naturaleza.1 

En el escenario inmediato, construir desde la complejidad implica romper estas dualidades esquizofrénicas y re-pensarnos en un movimiento dialéctico que comprende las relaciones de interdependencia e interinfluencia.

Hoy en día, en medio de la crisis del cambio climático, la urgencia de superar un modelo económico extractivista primario obliga a posicionar y promover un enfoque dialéctico  que “reconoce que los organismos en general no se limitan a adaptarse a su medio; también lo afectan de diversas maneras y al afectarlo lo cambian. La relación es, en consecuencia, recíproca”.2

Asumir este nuevo paradigma implica, además, comprender la relación circular existente entre sociedad y naturaleza; la categoría metabolismo social, propuesta por Marx (1844), es la que reivindica esta mutua relación frente a las concepciones antropocéntricas (herencia de la modernidad) que consideran que los recursos naturales son ilimitados y los servicios ambientales nunca se degradan. 

Siendo que a nivel global el petróleo ha alcanzado su Pico de Hubbert y la nueva apuesta para conseguir el tan anhelado desarrollo se ha centrado ya sea en la intensificación o en el inicio (Caso Ecuador) de la minería a gran escala concesionada a empresas transnacionales, es inevitable preguntarse:

Si la minería es reconocida como la actividad más destructiva sobre la faz de la tierra, si rompe el equilibrio de la relación sociedad-naturaleza dejando toneladas de desechos tóxicos, afecciones irreparables en los socioecosistemas, ¿cuáles han sido las estrategias y discursos que la han legitimado?, ¿bajo qué relaciones de poder?, ¿qué posibilidades tenemos los pueblos del sur para exigir reparación integral de los territorios afectados, para la resistencia y el rechazo de la concesión multinacional de nuestros territorios?

Así, desde el país de las conquistas históricas: el reconocimiento de los Derechos de la Naturaleza, el reconocimiento de los Principios Precautorio y de Consentimiento previo, libre e informado, proponemos un análisis del contexto nacional y regional minero.

Como ejemplo ilustrativo utilizaremos el caso de las Comunidades ubicadas en la zona de influencia directa del Proyecto Fruta del Norte de la empresa Kinross Aurelian. Se trata de un proyecto de minería de oro (se estima que contiene reservas por 137 millones de onzas de oro) en la Cordillera del Cóndor, cantón Yantzaza, en la provincia de Zamora Chinchipe, Ecuador. 

La historia inicia: apropiación de las riquezas

¿Cómo se dan los procesos de apropiación, el despojo violento, la militarización y concesión de territorios? ¿Cómo se disponen los recursos, cómo se imponen las políticas?


Son múltiples y perversos los mecanismos utilizados para la apropiación de riquezas. Éstos se sortean entre las expresiones violentas de despojo por militarización y las estrategias sutiles como el cierre de escuelas a través de la eliminación de partidas docentes que obliga a las familias a salir de su comunidad.3 

Así, en las zonas de concesión minera a empresas multinacionales chinas y canadienses, en la Cordillera del Cóndor, encontramos las primeras “comunidades fantasmas”, se trata de pueblos enteros que han dejado sus tierras en busca de alternativas educativas para sus hijos/as.4

Por otro lado, es frecuente la imposición de políticas de criminalización frente a la minería artesanal como un discurso utilizado para legitimar las concesiones de minería a gran escala y entregar los territorios. Este discurso va acompañado de la promesa de “Minería Social y Ambientalmente Responsable”, de la apuesta ciega por la tecnología de punta como alternativa mágica que conducirá al desarrollo y al progreso.

La venta de tecnología ha mantenido relaciones de dominación Norte-Sur en las que las grandes corporaciones se ubican por sobre los Estados. Se trata de una reproducción de la explotación del capitalista dueño de los medios de producción sobre el obrero que vende su fuerza de trabajo. En este caso, es el Norte dueño de la ciencia y la técnica que exige a cambio la concesión de las riquezas de los países y explota la mano de obra de los comuneros.

A este proceso de contratación-explotación lo hemos llamado ENCADENAMIENTO LABORAL.5 Se trata de una práctica utilizada no solo por empresas mineras sino en  general por petroleras, florícolas y demás. Al instalar en las comunidades procesos destructivos, el mejor mecanismo de silenciamiento y control consiste en atar las economías familiares al proceso ambiental destructivo, volverlas dependientes, en este caso a la actividad minera. Así, la minería se convierte al mismo tiempo en la alternativa económica de supervivencia y el proceso que amenaza la salud y la vida. Se crea entonces una situación de encadenamiento sobre la cual las comunidades se sienten incapaces de tomar acciones, es en cierto punto una dualidad cruel e irresoluble.

En resumen, la apropiación y el despojo tienen una ecuación  sencilla:
DISCRIMINACIÓN DE CLASE (comunidades pobres) + DISCRIMINACIÓN ÉTNICA (comunidades pobres e indígenas) + MILITARIZACIÓN + AUSENCIA DE ESTADO + MEDIDAS CLIENTELARES =    CONCESIONES MULTINACIONALES.

TRANSFORMACIÓN: Impactos y exposiciones.

¿Qué impactos dejan los procesos de transformación en los socio-ecosistemas? ¿Cómo se vive la exposición nociva en las comunidades afectadas?


Son múltiples los estudios que describen en detalle los impactos de la actividad minera en la naturaleza y comunidades vecinas. No redundaremos en números sobre las cantidades de agua y electricidad que se requieren, las toneladas de escombros que se producen, los tóxicos que se utilizan, la contaminación de aguas superficiales y mantos freáticos, el incontrolable fenómeno de drenaje ácido de minas, entre otros.

En este ítem proponemos una teoría a la que hemos denominado Las Exposiciones Múltiples y aborda un análisis complejo de cómo las afecciones de las actividades de extracción y transformación minera generan impactos en distintas esferas, de formas tangibles e intangibles.

Las comunidades afectadas por minería (es generalizable a muchos de los procesos socio-ambientales destructivos: petróleo, monocultivo, disposición final de residuos, etc.) sufren lo que podríamos llamar un proceso de exposición múltiple que se articula en tres escenarios: 

Ambiental: hace referencia a vivir en la zona de actividad minera, en medio de los químicos, de los escombros, de la contaminación del agua, del ruido de las chancadoras y de la nocividad del ambiente social (violencia, militarización, prostitución, etc).

Laboral: obedece a construcciones familiares de trabajo, en la mayoría de los casos las familias dependen de la minería a gran escala o de la minería artesanal, y en este caso incluso se derivan tareas a los hijos e hijas, convirtiéndose la actividad minera artesanal en una herencia familiar. Se vive una suerte de encadenamiento económico, las dinámicas laborales constituyen, por sí mismas, procesos que amenazan la salud y la vida al mismo tiempo que proveen el único sustento económico.

Falsamente-construido (Doméstico): falsamente pues se la plantea como una dimensión en la que aparentemente las comunidades tendrían la opción real de provocar este nivel de exposición o no -por ejemplo guardando o no los químicos dentro de las casas, sin embargo en la práctica no siempre es una opción real. En el tema minero, se orienta sobre todo al almacenamiento de los químicos peligrosos (cianuro y mercurio) dentro de las casas, que en su mayoría tienen un ambiente único. 

Así, en las comunidades de mineros artesanales o aquellas que se encuentran en las zonas de influencia directa de las concesiones mineras transnacionales se visibiliza el concepto marginación regional, existe correlación directa entre la heterogeneidad del paisaje y la inequidad socioeconómica. Las familias viven terrenos con pendientes extremas (marginación topográfica como criterio de discriminación ecológica, las comunidades más pobres se ubican en territorios peligrosos). Las viviendas  están construidas en su mayoría de tabla, con techos de zinc y piso de madera. Las construcciones se sostienen con saquillos llenos de tierra de relave como elemento estructural de la topografía de la comunidad.

Niños y niñas juegan y ruedan por sobre los lodos de relave, su piel se encuentra teñida de gris, pareciera cubierta de lodo, sin embargo, ellos son insistentes en posicionar que se trata de oro, no de lodo… como una expresión reivindicativa…

“No ve que no es lodo… es oro”… (Niños de la comunidad La herradura, Zamora, Ecuador).

Definitivamente, una de las grandes paradojas de este sistema...: niños/as cubiertos de “oro” viviendo en medio de la Cordillera del Cóndor en situaciones de pobreza, contaminación ambiental y violencia incomprensibles.

DISTRIBUCIÓN DE RECURSOS: ¿Minería responsable para quién?
¿Cómo se distribuyen las regalías y ganancias?¿Cómo se distribuyen los impactos, costos y pasivos ambientales? 

En este acápite no vamos a detenernos en el análisis de si las empresas mineras son o no responsables, sabemos que NO LO SON, existen historias suficientes en los distintos países africanos y latinoamericanos que dan prueba de ello.

Sabemos además que no existe minería ni social ni ambientalmente responsable, la simple conjunción lleva una contradicción implícita. El objetivo central de toda empresa es la acumulación de capital y esto se hace posible a través de la optimización de recursos, de la disminución de costos con prácticas que amenazan el ambiente y las comunidades. 

Insistimos además en la  incapacidad de los Estados para la regulación, fiscalización y control de las empresas multinacionales, lo que deviene en evasión de impuestos, declaraciones menores de ganancias, etc.

Estos cuestionamientos propuestos por los movimientos ecologistas comúnmente han sido mal interpretados como una oposición ciega y fundamentalista ante la ciencia y la tecnología. Por ello invitamos a retroceder a la definición de tecnología propuesta por el Diccionario de la Lengua Española:
Tecnología: Conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico .

La tecnología en su acepción inicial nace a merced de brindar soluciones a través de la utilización del conocimiento, de ahí que el corazón de nuestros cuestionamientos ha sido el de reconocer a la tecnología actual como tecnología anti-vida, tecnología construida para servicio del capital, subsumida a los intereses de las clases dominantes, mercantilizadora de la naturaleza. Se trata de tecnología de subespecialización, elitizada, deformada. Creemos que la tecnología para que sea soberana debe ser universalizable y no orientarse hacia una nueva forma de colonialidad que genera dependencias desde los Estados del Sur hacia los del Norte.

En la actualidad el 20% de la población consume el 80% de los recursos y genera el 80% de los residuos, vivimos, por ende, una intensificación de polarizaciones en la distribución de recursos.

CONSUMO: ¿Se necesitan metales, para quién?
¿Minerales para quién? ¿Qué países y en qué proporciones consumen los metales?

El Observatorio de Conflictos Mineros para América Latina OCMAL (http://www.conflictosmineros.net/) , en uno de sus trípticos, informaba que EEUU, Canadá, Japón y Europa, 15% de la población consume el 61% del aluminio, 60% del plomo, 59% del cobre, 19% del acero. Así también, el 80% del oro está destinado a joyería. Ya se han extraído demasiados metales, es cuestión de reutilizarlos o repartirlos como las reservas de oro de los países.6 

 El discurso pro-minero se ha centrado en responsabilizar a la ciudadanía por la creciente necesidad de metales, en medio de una suerte de chantaje que invierte los roles: propone a la ciudadanía como el demandante central y olvida las responsabilidades diferenciadas. Olvida que los patrones de consumo varían no solo de un país a otro sino dentro de un mismo país.

EXCRECIÓN: Ajustando cuentas: saldos, deudas, cicatrices y heridas abiertas,
¿Cuáles son los saldos de la minería expresados en la cantidad y tipo de desechos: contaminación de agua, aire, escombros?

Frente a la magnitud de la crisis ambiental expresada en un crecimiento exponencial y una nocividad alarmante de los desechos emitidos al aire, agua y suelos, los gobiernos, lejos de proponer alternativas verdaderamente estructurales han sorteado nuevos mecanismos cómplices que agudizan la crisis, que ya no es solo ambiental pues permea todos y cada uno de los poros sociales, se trata de una crisis de la salud, del agua, de la alimentación, hablamos de una crisis civilizatoria.
Nosotros nos preguntamos: cómo se internalizan los impactos del despojo, del saqueo violento, de la militarización, cómo se calculan los costos de las afecciones neuropsicológicas en niños/as, adolescentes y mujeres, cómo se definen los precios de las heridas abiertas, de las cicatrices latentes frente a la humillación….

¿Es realmente posible internalizar los costos de la devastación en toda su magnitud?…

DESDE EL SUR: utopías, construcciones, alternativas, respuesta.

Desde el sur, creemos en la posibilidad de exigir REPARACIÓN, de ejercer el derecho a la RESISTENCIA y RECHAZAR un modelo de capitalismo extractivista. Creemos en la utopía de YASUNIZAR7  LA CORDILLERA DEL CÓNDOR, QUIMSACOCHA, MOLLETURO y demás páramos, selvas y ecosistemas frágiles, para declararlos territorios libres de actividades extractivas. Nuestra apuesta se funda en dos grandes rupturas:

El primer escenario de ruptura se construye en torno a la crítica a la cooperación internacional que bajo lógicas caritativas, de importación de ciencia y tecnología, ayuda humanitaria, medidas clientelares y obras de cemento, ha encontrado el disfraz perfecto para imponer su hegemonía y dominio territorial. Demandamos una relación Sujeto-Sujeto, repudiamos la relación caritativa Norte-Sur que objetiviza a las comunidades y pueblos, que asume un paternalismo no solicitado y que se constituye en cómplice de apropiaciones y abusos. De ahí un grito colectivo: los pueblos del sur no queremos más caridad, demandamos justicia social y ambiental.

El segundo escenario de ruptura es aún más complejo porque permea las relaciones sur-sur, porque incluso los gobiernos declarados de izquierda no han podido superar, o se han visto confrontados entre las declaraciones constitucionales y la definición de leyes y políticas. Se trata de la comprensión de la Naturaleza como Sujeto de Derechos.

Sabemos que tras la apropiación de los recursos naturales se encuentra la apuesta del Estado por la Imposición de una política económica que prioriza el ingreso de los recursos sea por los impuestos que se espera obtener, sea por  sostener una estructura de privilegios aunque eso suponga la violación de las leyes, derechos humanos, sociales, comunitarios y de la naturaleza.8

Notas:
1. Adaptado de Leff, E: “La complejidad ambiental”, Siglo XXI Editores. Pp16.
2. Bellamy Foster, J: “La Ecología de Marx, materialismo y naturaleza”, Ediciones de intervención cultural  El Viejo 
Topo, España, 2000,  38.
3,4,5. Íbidem
6. Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina: “El discurso de la minería responsable: mitos y verdades”. 
Ecuador.2009.
7. Término utilizado para replicar la Iniciativa Yasuní ITT (dejar el crudo bajo tierra) en otros 
ecosistemas. (http://www.amazoniaporlavida.org/es/). 
8. Maldonado Adolfo en: Solíz, F. et col. 2011. Infancia de oro en la Cordillera de El Cóndor. Clínica Ambiental. 
2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario