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lunes, 24 de agosto de 2015

Paro del pueblo: “La lucha continúa hasta derrotar a este gobierno”

martes, 9 de junio de 2015

Cambio de ciclo económico y movimiento de piezas en el tablero político ecuatoriano

Por Decio Machado




Estamos al inicio de un nuevo ciclo electoral en Ecuador. A pesar de que las próximas elecciones presidenciales no tendrán lugar hasta dentro de 20 meses, febrero del 2017, es evidente que ya se mueven en clave estratégica las principales piezas del tablero político ecuatoriano.


Análisis de situación y contexto

Desde que comenzara a notarse en la economía nacional los impactos derivados de la caída de los precios de petróleo, el régimen correísta viene sufriendo un paulatino desgaste político, el cual acompañado del deterioro de la imagen presidencial –principal eje estratégico sobre el que se ha articulado la legitimidad del gobierno-, se abre la puerta a un panorama político diferenciado a lo hemos asistido durante los ocho años anteriores.


La caída con posterior recuperación y estabilización de precios del crudo, muy por debajo del contemplado en la proforma fijada por el gobierno para el Presupuesto General del Estado del 2015, ha marcado el cambio de ciclo económico respecto al boom de los commodities que acompañó hasta ahora la gestión correísta.


La actual situación económica requeriría autocrítica por parte del Gobierno reconociendo errores de gestión y una apuesta equivocada por un modelo que en la actualidad desnuda sus límites políticos en los planos económicos y sociales. Los errores de conducción en un proceso dirigido por burócratas tecnocráticos con escasa base ideológica han generado distintos vaivenes en las políticas públicas, conllevando escasa efectividad en materia de diversificación productiva, rentabilidad en el sector agropecuaria y políticas claras respecto a la redistribución de la riqueza nacional. Las políticas de desarrollo implementadas por el correísmo durante estos ocho años conllevaron la profundización de la dependencia nacional respecto al mercado internacional de commodities y han demostrado la falta de valentía o voluntad oficialista para afrontar cambios estructurales reales en el país.


Gran parte de los logros políticos desarrollados por el régimen, la mayoría de ellos sostenidos gracias a las elevadas exportaciones petroleras desarrolladas en estos últimos ocho años (57 mil millones de dólares descontados los costos de los combustibles importados), están ahora en riesgo. Resultó que al “jaguar latinoamericano” le dieron de comer los dueños del circo y llegado en momento de su vuelta a la selva por quiebra del negocio este se muestra incapaz de cazar.



Como dato relevante, basta evidenciar que las exportaciones de bienes procesados no petroleros en 2006 significaron un 4,9% del PIB nacional mientras que en el 2014 dicho porcentaje descendió al 3,9%. Todo ello a pesar del “discurso vanguardia” del régimen basado en el cambio de matriz productiva y la transformación del régimen de acumulación heredado de la “larga noche neoliberal”.


Incapaces durante ocho años de diversificar de manera significativa la producción nacional, se profundizó un proceso de reprimarización donde el petróleo alcanzó al 55% de las exportaciones totales ecuatorianas. Consciente del impacto político y económico que la bajada de precios del crudo significa para su gobierno, el presidente Rafael Correa anunciaría a comienzos del 2015 que “estamos empezando un año difícil (…) pero pueden estar seguros que hemos tomado todas las precauciones y las estrategias del caso”. Cinco meses después, y ante el estancamiento de la capacidad de recuperación del precio del barril de crudo, el mandatario volvería a hacer declaraciones -en este caso de acentuada graduación volumétrica- indicando el mantenimiento del dinamismo económico nacional y que el país está preparado para “escenarios extremos” como una caída de hasta 20 dólares por barril.


Sin embargo la realidad es tozuda y la estimación de crecimiento de la economía ecuatoriana pasó del 3.5% estimado por el FMI en su informe del abril del pasado año (4,1% en el caso del Banco Central del Ecuador) al 1,9%  en exactamente un año después (abril de 2015). Para una economía con un PIB per cápita de USD 6.002,9 (Producto Interno Bruto año dividido por la población, datos Banco Mundial a 2013) no estamos hablando de una tasa de crecimiento de perfil alto y por lo tanto tampoco de un gran dinamismo en la economía nacional. Citando a Anatole France, premio nobel de literatura en 1921, “sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento”.


Sin duda este tipo de afirmaciones entre otras tantas vertidas en los últimos meses, son las que han hecho que el presidente ecuatoriano haya bajado notablemente sus niveles de credibilidad ante la opinión publica, dato que según la encuestadora CEDATOS pasó 53% en enero del presente año al 45% dos meses después, habiéndose elevado el número de las personas que no le creen del 40% al 49% en ese mismo período.


La supuesta preparación del gobierno nacional para afrontar esta ralentización económica y semi-descapitalización del Estado se ha basado en las siguientes líneas de acción: recorte de 1.420 millones de dólares (un 3,91% el presupuesto general del Estado) sobre el cual se aplican 839.9 millones en recortes del gasto de inversión y 580 millones en gasto corriente –salarios, bienes y servicios-; incremento de impuestos a un tercio de las importaciones con el fin de evitar salida de divisas al exterior; un incremento agresivo de la deuda interna y externa de país, la cual al cierre del ejercicio 2014 totalizó 30 mil millones de dólares y representó el 30% PIB, a lo cual hay que sumar otros 8.807 millones de dólares de déficit fiscal por cubrir en base a las necesidades presupuestarias del país (subirá el volumen de deuda a unos 39.000 millones de dólares) lo cual significa algo más del 35% de endeudamiento respecto al PIB sobre un límite fijado en la Constitución de Montecristi del 40% (se espera en el próximo año una nueva modificación del texto constitucional con el fin de ampliar los niveles de endeudamiento permitidos), a lo que habría que añadir también otros 2.142 millones de dólares en preventa de petróleo a empresas chinas de los cuales mil millones han de abonarse en el presente año y que son contabilizados como operaciones de venta anticipada por la empresa pública Petroecuador en un alarde ingeniería financiera que busca camuflar el incremento en deuda externa; la eliminación del aporte del 40% que hasta ahora estaba obligado a desembolsar el Estado para asegurar el pago de pensiones del Instituto Ecuatoriano de la Seguridad Social, lo que viene a significar 700 millones de dólares de ahorro este año al Estado con la consiguiente puesta en riesgo del futuro de las pensiones a los trabajadores del país; la emisión por dos veces –marzo y mayo del presente año- de bonos en los mercados internacionales para financiamiento interno, colocando 750 millones de dólares en cada ocasión, la primera a cinco años y al 10,5% de interés y la segunda con vencimiento en 2010 y un rendimiento del 8,5%, lo cual demuestra la carencia de fiabilidad del país en el mercado internacional de deuda (países como Perú logran financiamiento a 35 años al 5,63% de interés); así como otras medidas improvisadas, entre las que destaca el reciente asalto al Fondo de Cesantía del Magisterio ecuatoriano, lo que en términos económicos son 405 millones dólares en fondos previsionales de sus afiliados enfocados a productos solidarios, especialmente en inversión para vivienda (otros fondos privados de pensiones que ya han pasado a manos del Estado son lo que pertenecen a los trabajadores de la Empresa Eléctrica Regional Centro Sur, los de la Universidad Técnica de Ambato, los de la Politécnica del Ejército y el de los servidores públicos del Ministerio del Interior y de los gobierno provinciales de El Oro y Morona Santiago).


En la actualidad el régimen está difiriendo gran parte sus gastos hacia futuro, dado que ya comienza a tener un servicio de deuda alta –destina en la actualidad un 4,7% del PIB a atender el servicio-, todo ello en medio de un panorama mundial  que no resulta muy halagüeño.


En este contexto, la frase favorita del régimen y su mandatario es “lo más duro ya pasó, los precios del petróleo se están recuperando”. Una vez más se mezcla deseo con realidad y se ignora que recientemente el Bank of America Merrill Lynch emitió un informe en el cual se expresa que debido al exceso de suministro, la debilidad de la demanda en mercados emergentes, el retorno de la producción de esquisto en EEUU y las expectativas de una acuerdo nuclear con Irán, el barril de petróleo West Texas Intermediate (WTI) al que se sujeta la cotización del crudo ecuatoriano con una penalización de mas/menos 10 dólares por barril no superará el promedio de los US$ 53 en 2015. Por su parte Goldman Sachs, en una nota de prensa emitida el pasado 18 de mayo, estima que los precios del petróleo cotizarán entre 50 y 60 dólares el barril hasta finales de la presente década como consecuencia de la lucha entre los estados miembros de la OPEP y EEUU para ganar cuota de mercado. Para esta banca de inversión y valores vinculada a la élite financiera, empresarial y política de los EEUU -uno de los ladrones más grandes de Wall Street con quien el gobierno ecuatoriano negoció el pasado año la entrega de 466.000 onzas de sus reservas de oro por un derivado financiero que le rinde 0,85% anual y le sirve como aval de garantía para un crédito de 400 millones de dólares a un interés del 4,3% anual, muy por debajo de la usura china al que país se ha visto obligado a recurrir en los últimos años-, el agua de shale en EEUU continuará a pesar de que la OPEP está dispuesta a mantener su producción y con ello no apoyar una subida de las cotizaciones del crudo internacional. Según la institución fundada por el empresario de origen judío-alemán Marcus Goldman en 1869 y que hoy es uno de los bancos más grandes del mundo con un capital bursátil de 55,54 mil millones de dólares, el WTI cotizará en los 57 dólares el año que viene, y en 60 dólares en 2017 y 2018. Esta condición mantendría lejos los precios del crudo respecto a los 79,7 dólares por barril presupuestados en la proforma del Presupuesto General del Estado del 2015 o los 102 dólares de valor promedio del West Texas Intermediate en abril del 2014. Si las cosas son así, el presupuesto público de inversión social e infraestructuras se ve necesariamente obligado a reformularse con el impacto que esto conlleva.


Llegado el final de “época dorada” de los commodities el gobierno ecuatoriano vive de inaugurar obras que ya estaban en curso, habiendo quedado en carpeta cualquier nuevo emprendimiento hasta que no se aclare la situación económica a la que se ha visto abocado el país. En este sentido, el gobierno comienza a demostrar sus carencias respecto a estrategias eficientes e innovadoras en materia social y económica destinadas a la disminución de la desigualdad y el desarrollo del país en este período. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la pobreza nacional habría aumentado entre junio del 2013 y junio del 2014 de 23,69% al 24,53%; y de igual manera, el empleo inadecuado –quienes no llegan a completar la jornada legal de trabajo de 40 horas y/o quienes ganan menos del salario básico unificado- subió del 49,41% de la Población Económicamente Activa (PEA) del Ecuador en marzo del 2014 a 52,06% en marzo del 2015; mientras que el coeficiente de GINI –índice que mide la desigualdad de los ingresos entre la población- se estancó desde el 2013, rompiéndose la evolución positiva que había mantenido en los últimos años.


En este contexto, cabe reseñarse como principal factor de riesgo a la población vulnerable. Si bien la pobreza medida por ingresos (usando la línea de pobreza nacional: quien percibe menos de 2,63 dólares diarios) disminuyó del 37,6% al 22,5% entre 2006 y 2014, la población vulnerable (ingresos entre 4 y 10 dólares diarios) es del 43% de la población ecuatoriana según datos de la CEPAL, año 2012. Esta situación hace que este amplio sector de la población ecuatoriana esté expuesta a serios riesgos de volver a caer en la pobreza ante situaciones de crisis derivadas de la alta dependencia de la economía nacional respecto del sector petrolero.



La percepción generalizada de incremento de la corrupción en el país, la pérdida de credibilidad acelerada del presidente Correa, el incremento de la seguridad ciudadana, el estancamiento respecto a incremento de capacidad adquisitiva y mejora en las condiciones de trabajo, y fundamentalmente el descontento respecto al estado de la economía de un país donde el régimen sustentó sus estrategias de captación sobre políticas clientelares, posicionan al gobierno correísta en una condición nueva ante las elecciones de febrero del 2017.



Si bien los indicadores de tendencia electoral se enfocan con alta probabilidad en la continuidad del régimen, dicha victoria electoral tendría rasgos diferenciados respecto a los períodos anteriores: menor apoyo político al régimen y pérdida del control total en el Legislativo.


Estrategias opositoras

Los sectores conservadores son conscientes de que si bien Rafael Correa llegó al poder tras las elecciones del 2006 siendo un referente para la juventud –la aparición de un personaje nuevo y de perfil rompedor que significaba una bocanada de aire fresco en la decadente politiquería nacional-, en la actualidad estos apenas distinguen diferencias entre el mandatario y sus contendores. Para los jóvenes ecuatorianos todo el espectro político nacional son “astillas del mismo palo”, motivo por el cual demandan la aparición de nuevas identidades políticas con capacidad de sintonizar con nuevas demandas e inquietudes.


Conscientes de que la política consiste en agudizar las contradicciones del enemigo, algunos perfiles opositores pretendieron aprovecharse del acelerado proceso de envejecimiento del correísmo -quien se transformó de crítico de la partidocracia en el paradigma de la nueva partidocracia del siglo XXI- para ubicar en el centro del tablero de juego a figuras políticas como Mauricio Rodas o Paul Carrasco, conservador alcalde de Quito el primero y socialdemócrata liberal prefecto del Azuay el segundo. Hasta ahora ninguno de los dos demuestra tener la talla política necesaria para el reto encomendado. Más que ganar Mauricio Rodas la Alcaldía de Quito fue Augusto Barrera –ex alcalde del oficialismo- quien las perdió en 2014 tras una gestión decepcionante como burgomaestre capitalino. Tras su primer año de gestión municipal, Rodas no ha pasado de desarrollar una gestión errática y confusa en el municipio, la cual además se ha visto inmersa en contiendas internas con sus aliados políticos. En el caso de Paul Carrasco y más allá de sus ambiciones personales, el personaje sigue sin conseguir penetrar en la ciudadanía ecuatoriana existente más allá del Azuay, mostrándose apenas como una pieza política funcional al reciclado conservadurismo socialcristiano.



Ante este sumatorio de incapacidades, los sectores conservadores del país se han visto obligados a seguir apostando por la figura de Guillermo Lasso como la alternativa de “cambio” frente al oficialismo. Sin duda Lasso, segundo banquero más importante del país con un pasado vinculado a la vieja partidocracia, no es el mejor candidato para confrontar con perspectivas de victoria al régimen. Sin embargo su capacidad de generar recursos económicos para una campaña electoral, sumado a los sistemáticos errores estratégicos que se va acumulando el régimen consecuencia de políticas impopulares que se ha visto obligado a desarrollar para financiar las arcas públicas, le han convertido en un candidato con posibilidades de al menos alterar la lógica política actualmente existente en el país. En ese contexto, en entendimiento a medio plazo entre Lasso y Nebot –las dos principales facciones de la derecha- será un hecho en función de que se vaya calentado el escenario político electoral. Por su parte, dependerá del nivel de deterioro interno de la figura del presidente Correa –lo cual se vincula a la coyuntura económica que el país deba afrontar hasta abril del 2017- quien será la figura que el partido de gobierno presente a las próximas elecciones presidenciales. Disponen de las opciones de Lenin Moreno y Jorge Glas (ex vicepresidente y actual vicepresidente de la República), con binomios duros como podría ser el de Nathalie Cely, quien ya mostró su capacidad de adaptación política pasando de cargo de confianza en el gobierno de Jamil Mahuad puestos similares en el de Rafael Correa.


Una parte de la estrategia actual de la política instituida desde el poder consiste en despolitizar a la ciudadanía. Esta estrategia es apreciable a través de la generación del Decreto 16 y otras medidas similares, las cuales buscan la desactivación de cualquier acción que pueda considerarse como política por parte de instituciones no profesionalizadas de la política, es decir, desde el tejido social. Al igual que la política de disciplina carcelaria busca producir y gestionar la delincuencia, la política gubernamental persigue despolitizar a la ciudadanía, dejándole tan solo dos opciones posibles de gestión gubernamental: o la vuelta de los políticos vinculados al pasado neoliberal o el mantenimiento del actual régimen a pesar del cada vez mayor desencanto ciudadano.  En resumen, la estrategia se enfoca en generar impotencia social y encauzar el voto hacia posiciones gobernistas, bloqueando cualquier posibilidad para la aparición de opciones nuevas y realmente transformadoras que puedan promover cambios significativos que cuestionen en esencial al capitalismo.


Si bien el correísmo se ofreció como una solución a la crisis multifacética que vivía el Ecuador en 2006, defendiendo la autonomía de lo político sobre el contexto social y reinstitucionalizando un régimen de representación política muy deslegitimado al momento de su llegada, en la actualidad demuestra su incapacidad para desvincularse de la viejas formas de hacer política, permaneciendo atado a las categorías tradicionales de generación de redes clientelares y sin capacidad para producir otro estilo de gobierno o amenazar a la triste realidad existente. En Alianza PAIS nunca se entendió que dar otro sentido a la realidad no significa cambiarla. Lo alternativo quedó limitado a la políticas públicas enfocadas a implementar tecno-ciencia y cierto control sobre el mercado interno, renunciándose así a un auténtico cambio social.


El reposicionamiento electoral del CREO con Guillermo Lasso a la cabeza, demuestra que la incapacidad del régimen de patear el tablero político de forma estructural, volviéndose a generar años después una agudizada deslegitimación social del sistema de representación de los partidos. Más del 50% de las y los ecuatorianos desaprueban la política emanada del Legislativo y sus índices de credibilidad están por debajo del 25% (Fuente: Cedatos/marzo del 2015). No hay una sola figura en el Legislativo ecuatoriano que pueda referenciarse como ejemplo de brillantez parlamentaria ni que tenga posibilidades de proyección política a futuro. La mediocridad es generalizada y compartida entre las distintas corrientes políticas que calientan estos curules.


En este contexto, el conservadurismo ecuatoriano juega a la misma estrategia que se ha considerado como viable para el derrocamiento del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela: la conformación de una alianza en formato “abanico” en aras al restablecimiento de un “supuesto” régimen democrático y de libertades en el Ecuador. Para ello se han desarrollado estrategias como Compromiso Ecuador, que incorporando a amplios sectores sociales, busca erosionar al régimen en su punto más débil: la pretensión de mantener al presidente Correa en el sillón presidencial más allá de la manifiesta voluntad popular a ser consultados. Es esta la condición que permite a Lasso encontrar apoyos coyunturales en sectores “progresistas”, buscando situarse como una opción política de transición para el re-establecimiento del tan discutible “Estado de derecho”. En la práctica, lo que están haciendo los sectores de la derecha ecuatoriana es buscar los mejores escenarios para el enfrentamiento con el régimen correísta en las próximas elecciones generales, provocando las mayores contradicciones posibles en el adversario y desplazando dichos escenarios a lógicas distintas al 2006 y elecciones posteriores.


Y la izquierda…

Resulta evidente que el fenómeno correísta es el resultado del fracaso de la izquierda ecuatoriana en desarrollar un diagnóstico real de lo que ha sucedido en el país durante los últimos 15 años –pereza intelectual-. Este drama se acentúa en la actualidad debido al hecho de que la gestión correísta del poder ha laminado cualquier significado digno del término izquierda para la próxima década.

Sin embargo, hacer política implica dotar de inteligencia a circunstancias y contextos de los cuales no se ha sido protagonista. Esto significa moverse en un territorio desfavorable y que como consecuencia de la creciente polarización política que vive el país, hace que los actores tendentes al cambio no necesariamente tengan la comprensión de cuales son las claves de transformación del régimen político existente.



Mientras la mayoría de las organizaciones populares y sociales existentes en el país continúan en una lógica de alianzas bajo esquemas de “sopa de letras”, disputas internas y caracterizando al régimen como neoliberal –reflexión que la ciudadanía no entiende dado que son evidentes las diferencias existentes entre el régimen correísta y los gobiernos anteriores-, condiciones que poco o nada le ayudan respecto a su posicionamiento estratégico ante la sociedad, quienes canalizan la rabia digna -especialmente en las grandes ciudades- son los sectores más conservadores. Las élites continúan trabajando en base a intereses propios y en este escenario político, con la complicidad de los medios de comunicación masivos –los cuales les permiten seleccionar cuales son los problemas sociales de envergadura y cuales no tienen presencia mediática-, mezclan discursos contra las políticas gubernamentales desde posiciones críticas a Cuba o Venezuela con la defensa utilitarista de la aportación del 40% del Estado al IESS o cuestionando la criminalización a organizaciones sociales disidentes y líderes sociales bajo vigilancia del régimen.


Desde que comenzara el reflujo económico y se incrementaran el número de asistentes a las movilizaciones convocadas básicamente por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), estas han ido perdiendo hegemonía sobre los manifestantes. Es un hecho la presencia de sectores conservadores en la última y exitosa movilización del Primero de Mayo no oficialista, auspiciados por sectores de la clase media alta, líderes de opinión y la burguesía comercial de las grandes urbes, bajo el grito de coincidencia multiclasista  “Fuera Correa, fuera!!”. 


El creciente ambiente de polarización social con carencia de consciencia política que se visualiza en el Ecuador en ambos lados de la barricada, viene a demostrar la necesidad de desarrollar un trabajo político más allá del ámbito estrictamente ideológico. En la práctica, la mayoría de población no entiende que el rasgo político fundamental del correísmo ha sido el desarrollo de un proceso de tardo-modernización capitalista impulsada desde la planificación estatal, y que en ese marco de contradicciones generadas se mueve la contienda actual. Las contradicciones cada vez mayores entre discurso y praxis oficialista (revolución, socialismo del siglo XXI, poder popular, gobierno de los trabajadores entre otras, frente al aumento de los beneficios empresariales de los grandes capitales -nacionales y transnacionales- y la agudización de la explotación laboral en el país) no esta siendo el eje de acumulación política de las organizaciones sociales con pretendido perfil transformador.


El protagonismo político readquirido por las centrales sindicales no supeditadas al régimen no está implicando una reconversión de estas, manteniéndose las mismas viejas formas heredadas de la escuela tradicional burocrática sindical en una lógica que a la postre significará su desplazamiento de esa parte de la centralidad política que en la actualidad de forma sorprendente ocupan. No se está desarrollando ni nuevas formas de intervención sindical ni se están expandiendo los ámbitos de acción a nuevos sectores que se han generado en los últimos años en el mercado laboral ecuatoriano. Por su parte, la Conaie sigue viviendo un mar de contradicciones internas que posiciona la crítica gubernamental de sus bases más en el ámbito de la coyuntura económica –las comunidades se acostumbraron a negociar sus apoyos al régimen en base a contraprestaciones monetarias, infraestructuras y erráticas políticas agropecuarias que en la actualidad se encuentran en retroceso debido a los recortes presupuestarios- que en la homogenización de criterios sobre el modelo de sociedad y Estado plurinacional que caracterizó sus reivindicaciones en el pasado. Los sectores anti-gubernamentales de perfil progresistas ni siquiera cuentan hoy con organizaciones políticas con capacidad de capitalizar electoralmente el descontento social, lo que implica carencias en táctica y estrategia, así como dificulta la posibilidad de disputar en términos hegemónicos el liderazgo post-correísta. Esta condición genera el riesgo de convertirlos en funcionales a la rearticulación del proyecto político de las élites conservadoras nacionales, algo que ya ha sucedido en reiteradas ocasiones en el pasado reciente.


Lo significado anteriormente es grave, dado que demuestra el anquilosamiento existente entre gran parte de las organizaciones de izquierda. Se ignora reiterativamente el hecho de que el cambio de régimen no es de carácter cuantitativo, sino cualitativo. Se trata de generar nuevas coordinadas en el juego político, generando nuevos escenarios donde las condiciones dejen de ser tan desfavorables; dentro de un contexto donde los consensos políticos, sociales y económicos desarrollados en base a un fuerte crecimiento económico comienzan a dejar de ser viables. Un indicador palpable de esta realidad es el crecimiento de los conflictos sociales y laborales existentes en el país.


Ante la puesta en cuestión del pretendido horizonte correísta basado en el concepto “gramsciano” de hegemonía ideológica y construcción de instrumentos políticos organizados con incidencia protagónica en la sociedad, el nuevo reto de la izquierda ecuatoriana es desarrollar a través de ejercicios de inteligencia colectiva una nueva forma de intervención que supere el exclusivo ámbito ideológico.

martes, 26 de mayo de 2015

Nuevas alternativas políticas en Europa



Por Decio Machado

Consultor en Análisis Estratégico y Comunicación. Director de la Fundación ALDHEA, investigador de Sistemas Integrados de Análisis Socioeconómico, colaborador de la colombiana Editorial Desde Abajo, y los medios de investigación periodística crítica Revista El Hurón y periódico Diagonal.


Hacer un análisis político de la situación europea en este momento desde territorios latinoamericanos conlleva, en primer lugar, remarcar algunos conceptos básicos y diferenciadores entre estas dos realidades.

La primera de ellas es que aunque desde algunos movimientos sociales latinoamericanos se mire con interés y simpatía procesos de organización socio-políticos como el generado en su momento por los Indignados en el Estado español, con la posterior conformación de Podemos como construcción de una organización política capaz de recoger una parte importante del acumulado de las movilizaciones del 15-M o de Syriza (acrónimo de Synaspimós Rizospastikís Aristerás, traducidos al castellano, Coalición de la Izquierda Radical), aglutinando trece grupos políticos diferentes de tendencias afines al "socialismo democrático", todo ello hay que situarlo -citanto a Grosfoguel- en la "zona del ser"(1). En este sentido, no puede causar más que una ligera sonrisa el hecho de que alguna organización política ecuatoriana se haya rebautizado bajo las mismas siglas que la formación liderada por Pablo Iglesias, al calor de los buenos resultados electorales alcanzados por la formación política española en el proceso electoral europeo.



Citando a Zibechi, "no debemos imitar a Europa"(2), pues es un error sujetarse a categorías heredadas de la matriz europea para construir la acción política latinoamericana. Se necesita construir una teoría crítica propia latinoamericana, donde la organización y la militancia para cambiar el mundo venga desde la "zona del no-ser", lo contrario sería repetir el hecho colonial en nombre de la revolución.

En la "zona del ser" se presupone la existencia de una sociedad más o menos homogénea -el impacto migratorio es de los pocos elementos distorsionantes de esa realidad- en la que todos sus integrantes gozan de determinados derechos ciudadanos, estructurada industrialmente por clases -opone sociedad burguesa contra sociedad proletaria- y donde el analfabetismo y la violencia son factores atípicos.

En América Latina, "zona del no-ser" junto a otros espacios geográficos del sur global, la violencia no es el único recurso de la dominación sino la forma de vida cotidiana a la que se somete a los de abajo, negándoseles su dignidad y sus formas de organización autónoma. Fanon nos recuerda por ejemplo, como incluso en momentos de máxima violencia durante la Segunda Guerra Mundial, "bajo la ocupación alemana los franceses no dejaron de ser hombres"(3), mientras basta mirar como las rebeliones de tupac Amaru o tupac Katari fueron el símbolo de levantamientos de poblaciones que habían sido desposeídas de tierras y culturas, a la par que subyugadas bajo lógicas esclavistas.

Crisis de la Unión Europea

La Unión Europea (UE) atraviesa desde hace ya algunos años los momentos más bajos de su historia. Citando a Sanahuja, en realidad hablamos de una "crisis existencial"(4) como proyecto político, económico y social.

Esto implica que estén en cuestión tanto el fundamento político y social del proyecto, como su viabilidad económica. Para determinados sectores políticos y sociales de los países del norte de Europa, en estos momentos de crisis es mejor "ir solos" que tirando del "lastre" de los países más pobres del sur. De igual manera en el sur de Europa, ciertas fuerzas políticas con cada vez mayor calado social plantean como necesario zafarse de las exigencias de disciplina monetaria y fiscal que exige el euro, posicionando como una posibilidad el abandono de la moneda única para recuperar soberanía monetaria y poder estructurar estrategias de crisis a base de devaluaciones competitivas.

En este contexto, las reacciones nacionalista y populistas están al orden del día en el "viejo continente", ganando espacio el "euroescepticismo" frente al europeísmo hasta hace unos años hegemónico.

En todo caso, más allá de valoraciones políticas coyunturales, es un hecho que la UE como proyecto económico enfocado a la estabilidad, crecimiento y competitividad, generando bienestar y empleo no funciona. También lo es el hecho de que el proyecto federalista europeo, como lógica de construcción "postnacional" de gobernanza multinivel y superador del Estado-nación hace aguas cuando los países más poderosos imponen las políticas a los países más débiles del sur y el este de Europa. Por otro lado, la crisis actual desnuda el hecho de que más allá del discurso, la llamada "Europa social" y el rol de la UE como mecanismo de solidaridad transnacional a través de políticas de cohesión económica, social y territorial en realidad nunca existió. Las rentas de los países del sur nunca convergieron con las del norte y sus indicadores sociales tampoco. Por último, y respecto al papel de la UE en el contexto internacional, cabe señalar que más que a Europa y a sus ciudadanos, los gobiernos europeos han apoyado y posicionado a sus empresas transnacionales y élites políticas, y en este sentido el papel del Estado español en América Latina es emblemático aunque no exclusivo.

Para la mayor parte de Estados miembros de la UE la situación económica no es halagüeña. aunque la crisis comenzó siendo financiera, con el paso del tiempo se ha ido cronificando, transformándose en una gran recesión, en especial en los países menos competitivos de la Eurozona. Los Estados miembros del norte europeo han rescatado a Grecia, Irlando, Protugal y Chipre, así como a la banca española, lo que permitió a los gobierno "beneficiarios" financiar parte de los déficits públicos correspondientes a los restos del Estado del Bienestar que malamente subsisten en sus respectivos países. Tras caídas de la producción industrial y del empleo de hasta el 15% -se tocó fondo en 2013-, en 2014 se comenzaron a generar algunos signos económicos alentadores sustentados sobre las espaldas de las y los trabajadores, lógica que pretende mantenerse en el transcurso del presente año y que causa malestar social sobre los targets sociales más desprotegidos en Europa.

Con la crisis se ha sustituido el discurso de la convergencia entre países miembros, característica de los primeros 10 años del euro, por divergencias económicas, sociales y políticas entre los países del centro y del norte de Europa respecto a los países del sur y el este. Así, los problemas económicos en forma de desequilibrios estructurales -desempleo, déficit comercial y déficit público. se han significado de manera agudizada en la zona de la europeriferia. Evidentemente, es allí donde se han concentrado también los riesgos políticos para el proyecto europeo, con la conformación de algunas iniciativas políticas novedosas que plantean aire nuevo a una izquierda que con el paso del tiempo ha ido quedando caduca y con escasa capacidad de incidencia socio-política.

La crisis ha hecho que los dos históricos rivales respecto al liderazgo europeo -Alemania y Francia- se hayan visto obligados a consensuar medidas políticas y económicas en el contexto externo, mientras a nivel nacional han orientado reformas de carácter neoliberal que tienen como objetivo restablecer la estabilidad y proyecciones de crecimiento a futuro a costa de los trabajadores.

Los chantajes y amenazas tanto de la UE como de las instituciones de Bretton Woods sobre diversos países europeos durante el año 2014, consiguió esquivar –al menos transitoriamente- el riesgo independentista escocés y catalán, posponiendo los cambios de poder en Grecia hasta enero del 2015, momento en el cual ya no se pudo impedir el triunfo de Syriza en las últimas elecciones presidenciales helenas. Más allá de prolongar su agonía, en la UE sigue existiendo una mezcla explosiva para el sistema auspiciado por sus élites políticas, donde se combina el hartazgo de la gente ante la persistencia de la recesión económica y la deslegitimación de las formas políticas tradicionales auspiciadas por sus élites en varios países gravemente golpeados por la crisis.

En este contexto y a pesar de ello, hay que reconocerle a los países de la UE su capacidad de resiliencia ante las dificultades económicas, el descrédito de sus élites políticas y la inestabilidad social existente en algunos de estos Estados. La falta de alternativas políticas creíbles en muchos de los países afectados ha permitido a gobiernos altamente cuestionados mantenerse en el poder dentro de un sistema que se cae a pedazos. Sin embargo, algo comenzó a cambiar en los últimos tiempos en la parte de Europa bañada por el Mare Nostrum(5).

Grecia: por primera vez la izquierda en el gobierno

La Coalición de la Izquierda se funda en Grecia en 1989 fusionando varias organizaciones políticas de la izquierda helena. El mismo año de su nacimiento sufrió ya una crisis interna que llevó al Partido Comunista Griego (KKE), de perfil prosoviético -hoy una de las voces más críticas respecto a Syriza- a abandonar la Coalición.

En 2004, ante un proceso electoral legislativo, se funda Syriza -Coalición de la Izquierda Radical-, con base en la vieja Coalición de la Izquierda pero incorporando a nuevos sectores políticos alternativos. En 2007, con la obtención del 5,04% de los votos y 14 curules en el parlamento griego, esta formación pasa a ser un actor a tener en cuenta en el tablero político griego. En 2010 sufrirían un desgarro por la conformación del partido Dimokratikí Aristerá (Izquierda Democrática), más conocido como Dimar, el cual nace a partir del ala moderada de Syriza, llevándose a cuatro de sus parlamentarios. En las elecciones generales de 2012 Syriza alcanzaría ya el 16,8% de los votos y 52 asientos en el legislativo, superando a la socialdemocracia y referenciándose como la segunda fuerza más votada tras los conservadores de Nuevo Democracia -quienes obtuvieron tan solo el 2% más-. Ante la imposibilidad de conformar gobierno por parte de la derecha, las elecciones tuvieron que repetirse en junio de 2012, volviendo a quedar Syriza como segunda fuerza electoral con 26,7% a tan solo 2,8% de los conservadores, quienes consiguieron entonces conformar coalición de gobierno con los socialdemócratas del Pasok y Dimar.

En mayo de 2014, a pesar de la campaña del miedo orquestada por la Comisión Europea y el FMI -que conllevó el crecimiento constante de la prima de riesgo y amenazas veladas sobre el futuro aislamiento del país, Syriza se convertiría en la primera fuerza política tras las elecciones al Parlamento europeo, condición que se ratificó en las presidenciales de enero del presente año. El 26 de enero de 2015, Alexis Tsipras -líder de Synaspimos, grupo político escindido del KKE y evolucionado hacia la alterglobalización y principal fuerza al interior de Syriza- fue nombrado Primer Ministro griego.

El éxito de Syriza se basa en su capacidad de aglutinar votantes muy variopintos como sectores juveniles de perfil libertario y antisistémico, clases medias afectadas por los recortes salariales y el aumento de impuestos, sindicalistas, migrantes y pequeños empresarios radicalizados por las dramáticas medidas fiscales impuestas por el neoliberalismo europeo.

La coyuntura económica que atraviesa el país, la valentía de esta formación política y su evolución hacia posiciones en línea con los movimientos sociales alternativos europeos, la radicalidad de su discurso y lo anteriormente mencionado respecto a su capacidad para aglutinar diferentes targets de votantes, ha llevado a la izquierda al gobierno de gobierno de Grecia en el presente año.

A pesar del paralelismo que desde la distancia se hace respecto a las dos principales agrupaciones políricas referenciales de la izquierda sur europea, Syriza tiene muy poco que ver con Podemos -se parecen tan solo en determinados elementos discursivos-, aunque sus relaciones en el Parlamento Europea sean de máxima fraternalidad.

El éxito de Syriza se enmarca en haber todo con el viejo comunismo retrógrado en el que se quedó anquilosado el KKE. Desde ahí, Synaspismos y Syriza en su conjunto supieron en la crisis griega de 2008, cuando la policía mató a un estudiante de 15 años, mantenerse como referente para la mayoría de jóvenes griegos amotinados durante dos semanas en Atenas. Se conformó una organización de izquierda radical internamente diversa y democrática, que tuvo la capacidad de recuperar el valor del marxismo en un país donde la resistencia antifascista fue referencial durante la Segunda Guerra Mundial y en el período posterior de guerra civil entre 1946 y 1950. Syriza se convirtió en el partido de referencia para los inmigrantes, pues fue el único que defendió sus derechos de ciudadanía frente a la ofensiva neofascista que se articuló en torno a Amanecer Dorado -un partido fundado en 1980 por un grupo de jóvenes nacionalsocialistas griegos, miembros militares y simpatizantes de la entonces recién derrocada Dictadura de los Coroneles-.

Otro de los elementos que definieron a Syriza como alternativa, fue su posición enfrentada a los programas de austeridad impuestos por la UE que la socialdemocracia del Pasok aplicó en el país con la cabeza gacha. Tanto KKE como Syriza se opusieron a estos, pero a diferencia del viejo recio estilo comunista prosoviético que no ofrecía alternativas novedosas, la agrupación de Tsipras lo hizo con un discurso y puesta en escena antiglobalizador y políticamente alternativo. Por otro lado, a pesar de las invitaciones de la socialdemocracia a formar parte de los gobiernos de George Papandreu, Syriza no se dejó seducir por el poder, demostrando que no había "cartas bajo la mesa" ni intereses coyunturales, lo que dignificó su posición en medio de una descomposición generalizada de la institucionalidad griega y su partidocracia.

El resultado final de todo esto ha sido que el carisma de Alexis Tsipras, sumando al temos por el crecimiento del neofascismo en Grecia, la profundidad de la crisis económica y la incapacidad de las otras fuerzas políticas de asumir posiciones valientes y soberanas frente a las imposiciones de la Comisión Europea y del FMI, así como la ruptura con la ideología rígida y formas de intervención política que responden a otra época, ha llevado a una nueva izquierda por primera vez a un gobierno en Europa.

Ahora queda por ver cuales son los límites políticos de Syriza. ¿Tendrán la capacidad de romper con esa lógica reproducida históricamente de que fuerzas revolucionarias una vez tomado el Estado reproducen la dominación?, ¿Tendrán la capacidad de generar un modelo relacional con la sociedad en general y con los sectores populares en particular alternativa respecto a las dinámicas clásicas implementadas desde el poder? Estas respuestas están aún en el aire, aunque a pesar del poco tiempo de gestión transcurrido de Syriza en el poder, no parecen encontrarse motivos par aun especial entusiasmo en ese sentido.

Podemos: la alternativa española

Meses antes del estallido social que se ha venido en llamar fenómeno del 15-M, ya habían aparecido movimientos como Juventud sin Futuro o No les Votes, y con algo más de antigüedad existían la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y Anonymus en el Estado español. Todos estos grupos y otros tantos más fueron parte de las 200 asociaciones de todo tipo que participaron en la manifestación del 15 de mayo del 2011.

En un país quebrado por al corrupción de sus políticos, dicha corrupción salpicaba a unos y a otros sin discriminar filiación política en medio de una crisis agobiante, las demandas sociales principales giraban en torno a la exigencia de un cambio radical en la política española -los manifestantes no se consideraban representados ni por el Partido Popular (PP) ni por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)- y en reclamo de medidas coherentes contra el desempleo, la corrupción y en rechazo de los recortes sociales. En definitiva se reclamaba contra un sistema injusto que considera a las personas mercancías.

Esta movilización realizada en 15 de mayo de 2011 en Madrid y otras 50 ciudades más del país, todas bajo el lema "Democracia Real Ya! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros", es el punto de arranque de lo que se ha llamado Movimiento 15M o Indignados. Terminada la movilización en Madrid, un grupo de personas decidió individualmente acampar en la Puerta del Sol -principal plaza urbana de la capital-. Aunque fueron desalojados por la Policía Nacional durante la noche, aquello encendió la llama de la indignación popular y en pocos días las acampadas se extendieron por decenas de ciudades de toda la geografía española.

Las movilizaciones de los Indignados tuvieron su momento de máxima expresión durante los siguientes meses, pero con el paso del tiempo su intensidad fue poco a poco declinando.

Sería entonces cuando nace Podemos, una organización política fundada en enero del 2014, quien a través de su puesta en escena electoral apenas cuatro meses después durante las elecciones al parlamento europeo del 25 de mayo, alcanzaría contra pronóstico cinco escaños (7,98% de los votos).

Este resultado europeo se da en medio de una pérdida acelerada de credibilidad de las élites políticas y principales instituciones públicas del país. La corrupción existente y el impacto de la crisis se mantendrían como factores determinantes que incidieron en el resultado electoral de Podemos, que capitalizaría así el descontento social hasta entonces no capitalizado partidariamente por nadie. Hasta entonces el electorado español carecía de opciones políticas por donde canalizar sus demandas, Podemos se convertiría así en una herramienta útil para la transformación social en el país. A su vez, las elecciones europeas de mayo significaron el descalabro -en número de votantes- de los dos partidos políticos que tras las transición "democrática" se habían alterado en el Palacio presidencia de La Moncloa: el Partido Popular y el PSOE.

Desde entonces, Podemos se articula como una propuesta de unidad ciudadana que encuentra su razón de ser en el descontento social generalizado en la sociedad española respecto a sus políticos, a los que se les ha venido a definir como "casta" oligárquica.

La virtud política de Podemos ha sido combinar bajo la lectura del teórico de referencia de sus líderes, Ernesto Laclau, tres aspectos fundamentales: el primero, basado en una lectura particular del 15M superadora del conflicto izquierda vs derecha, por la cual se definió una ampliación de la frontera política hacia un pueblo que no se siente representado por sus élites; la segunda, el desarrollo de una estrategia técnico-comunicativa que posicionó desde antes del nacimiento de Podemos a su líder en un marco de elevada visibilidad mediática, desarrollándose en paralelo todo un ejercicio enfocado al análisis y traducción de discursos complejos en narrativas y marcos discursivos directos y sencillos que impactasen en los oyentes de los programas de televisión a donde Pablo Iglesias asistía de manera frecuente; el tercero, el desarrollo de un estudio prolongado y un aprendizaje sobre el terreno de los procesos latinoamericanos recientes, que conformaron nuevas mayorías políticas y el acceso de gobiernos neopopulistas al poder con sus correspondientes guerras e posiciones al interior de sus respectivos Estados.

En resumen, se conectó a una parte amplia del descontento popular con una articulación discursiva exitosa, desafiando dos importantes criterios clásicos de la izquierda: Podemos capitaliza el 15M pero reduce el espacio de conflicto al ámbito del asalto a las instituciones públicas, dejando de lado cualquier esfuerzo por re-impulsar las movilizaciones de masas en el país; y, Podemos desarrolla su iniciativa política desde la élite académica, es decir, desde arriba sin contar con los de abajo, rompiendo con el criterio clásico de que "no hay atajos" -mediatizado por el trabajo de base- para la conformación de opciones políticas de cambio.

Cabe señalar al respecto que la ruptura del discurso conflicto izquierda-derecha permitió a Podemos proponer dicotomías alternativas ante la sociedad española como "democracia/oligarquía", "ciudadanía/casta" o "nuevo/viejo". Esta nueva dialéctica política, cargada con las mismas trampas que el discurso anterior, ha propiciado una nueva frontera que aspira a aislar a las élites y a generar una nueva identificación de Podemos y la parte de la sociedad que les avala frente a ellas.

La propuesta de Podemos es no ubicarse en el margen izquierdo del tablero de ajedrez sino reordenarlo, tal y como indica el propio Errejón, replanteándose desde una lógica en donde las rupturas acostumbran a hacerse desde "una producción distinta de sentido, siempre herética y a contrapelo de los manuales y las certezas"(6).

Siendo indiscutible que Podemos se erigió como un referente de estrategia política innovadora y diferenciada en el Estado español, también es cierto que el abandono de coherencias ideológicas desde la izquierda y su apuesta enfocada exclusivamente al asalta al poder, ha hecho que esta organización política haya moderado su discurso de una forma sorprendentemente rápida. Todo ello bajo una lectura por la cual se interpreta que la radicalidad en posicionamientos políticos no viene acompañada por el voto masivo de la ciudadanía. La estrategia por encima de la coherencia y la ética política.

Esta realidad ha desembocado en que en estos momentos, al interior de la organización, se viva una tensión entre dos polos enfrentados que alguno de sus dirigentes ha venido sesgadamente a definir como la existencia de "un Podemos para ganar y el Podemos para protestar". La primera de ellas es la versión soft de Podemos -la europeísta, la que no pide cambiar la Constitución sino que ésta se cumpla, y que invita a los empresarios al voto-, encabezada por miembros emblemáticos de la dirección de Podemos -Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y Carolina Bescansa-; la otra, la de los perdedores históricos según entienden los anteriores, engloba a los sectores populares organizados, a los agrupamientos de militantes de izquierda revolucionaria y a los cuadros de los movimientos sociales que han apostado por esta opción política.

Así las cosas, Podemos se enfrenta a las inmediatas elecciones municipales y autonómicas del próximo 24 de mayo, pero con los ojos puestos en las presidenciales del 20 de diciembre del presente año, donde pretende romper con la lógica política bipartidista existente en el país desde primeros de los años ochenta.



[1] Grosfoguel, Ramón (2012). El concepto de “racismo” en Michel Foulcault y Frantz Fanon: ¿Teorizar desde la zona del ser o desde la zona del no-ser?. Tabula Rasa – Revista de Humanidades. Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá.
[2] Zibechi, Raúl (2015). Descolonizar el pensamiento crítico y las prácticas emancipatorias. Ediciones Desde Abajo. Bogotá.
[3] Fanon, Frantz (1999). Los condenados de la tierra. Editorial Txalaparta. Tafalla.
[4] Sanahuja, José Antonio (2013). Las cuatro crisis de la Unión Europea. En: Cambio de ciclo: crisis, resistencias y respuestas globales. Anuario 2012-2013. CEIPAZ. Madrid.
[5] Término utilizado en la época romana para definir el Mar Mediterráneo.
[6] Errejón, Iñigo. ¿Qué es Podemos?. En Le Monde Diplomatique Número 225. Julio 2014


lunes, 13 de abril de 2015

Carcelen y los colores del país al desnudo



Como una nueva convocatoria la calle se viste de colores; vuelven a resurgir los poemas pintarrajeados al apuro en las paredes de esta franciscana ciudad; la gente se torna tumulto, toma en sus manos la decisión de darle un nuevo ajuste a la propuesta que hace poco nos parecía definitiva. Es el tiempo que reverbera en los alucinados ojos de los protagonistas y que se tornan instantáneas de la vida que fluye a borbotones. Nada es inamovible, nada es eterno a pesar de todos los discursos de que permanecerán cien años. Solo la imaginación tiene la posibilidad de reconstruirse para pergeñar aquello que deseamos.

Vuela la loca ilusión para volverse acción, trazo decidido, color del grito que es sofocado por la lluvia o el volumen de la propaganda. Aquello que pasa en la calle es el laboratorio de lo que sucede en la vida, en vocación por la irreverencia de esos personajes anónimos que construye la historia.


El mar, retorcido por las manos de una lavandera, surge vigoroso en la plástica de Alberto Carcelén; un juego, una propuesta de contraste mirados siempre desde el asombro y el color. Una constante búsqueda desde la orilla de los otros va llenando el lienzo de aquellos tonos con los cuales se hace la vida, el naranja, el bermellón, el azul, el amarillo y el lila copulan en una orgía interminable para saturar sus cuadros de un grito, un poema, una forma de existir. Peces dorados que guardan el secreto aroma de mar, betuneros como cronistas de las calles, mujeres con su sensualidad que hacen inagotable la vida, mendigos que arrogan su desprecio a los transeúntes, acordeonistas ciegos que tañen las notas de su noche eterna en el asfalto de la indiferencia; vendedoras ambulantes con los productos a ser confiscados por los guardias municipales; jóvenes con el rostro cubierto enfrentando a la fuerza represiva del poder; marginales a punto de romper los límites y las estanterías. 

Los cuadros de Alberto Carcelén esa otra dimensión que no caben en los libros de estadísticas ni en los de historia. Es el pueblo llano; los príncipes de la pobreza y el arrabal, son los que justifican todos los programas de mejoramiento de las condiciones de vida ideado por los tecnócratas. Pero estos (los tecnócratas), nunca conocerán el secreto de la vida, nunca llegarán a entender la estética de los excluidos, por más que aplican las más novedosas técnicas para descifrar la realidad; esta, siempre se les escapará de sus perfumadas oficinas. Pero Carcelén la capta, con su asombrosa paciencia para delinear la rabia, con su paleta rastrillada con los colores de la cotidianidad plasma, una tras otro, a los personajes de esta obra bufa.


Una vieja cartulina, fechada en julio de 1974, da cuenta de sus inicios; apenas son legibles algunos apellidos de aquel jurado que le jugó la mala pasada de afirmarlo en esta pasión. Son cuarenta y un años de regar frente al lienzo en blanco; y, ha visto tanta vida y tantos rostros y tantos jóvenes que se hicieron viejos de la noche a la mañana.

Pero persististe, Alberto persististe con esa injustificada terquedad de los que atesoran la esperanza como única puerta escapatoria; es que, o nos fugamos todos a no es posible el sueño, así de simple y de complejo es el asunto. Y Carcelén afila sus lápices y aguza su mirada esperando impasible la llegada de la estampida; mientras tanto, dibuja una arquitectura inverosímil, aquella en la que en la que subvierte el orden y la gravedad, pues no existe morada que dibuje sin que se note la solidaridad que rebasa sus paredes. A medio camino, cambia de armamento, toma las acuarelas y profana el árbol de la vida y de los sentidos; y dibuja mujeres desnudas en medio de la hojarasca inútil de los convencionalismos y caracoles misteriosos que pasan raudos como un símbolo sexual y guitarras descomunales ante los brazos avariciosos de los musicantes y jaguares surrealistas y águilas arpías que baten sus alas ante el desmedido precepto del desarrollo. Todo eso se arremolina en mi memoria cada vez que miro un cuadro de Alberto, el pintor, el organizador de lo imposible. Y todos los personajes de esta tierra en su sensual oración diaria por la vida. Negras, mulatas, blancas con ganas de blanquearse, cholas de todos los calibres, mujeres y hombres de la Amazonía; la sensualidad contraviniendo las normas del poder controlador.


Mientras modernos charlatanes venden el cuento del desarrollo, Alberto calcula su última celada, la que le permitirá vivir su logros y sus sueños; pues quien, en s sano juicio, posa para el olvido su mirada y su rostro de aire profano para ser plasmado en uno de sus innumerables retratos. Consiente y a salvo de la locura empacada en relucientes cristales, Alberto persiste en su pasión, en su forma particular de retratar la existencia.

Vigoroso el mar y sus infinitas tonalidades de azul, todos los matices del verde para abarcar la serranía; el país desnudo en su inocencia y orgullo, en esa dignidad que da inventarse los oficios, los centavos necesarios para calmar el hambre. No es pintura para las galerías y Alberto lo sabe por eso despliega su concepción de la historia en murales y paredes, recogiendo a los héroes que niega la patria. Esos hacedores vulgares de la realidad palpitante, de donde bulle el color, la música, la esperanza y la alegría. Conspirador del orden, enemigo de artificios y ornamentos; Alberto ejecuta trazos limpios, seguros sobre la superficie para dejar su huella, su firma, su arte.

          
  Se van a cumplir sesenta años del apresamiento de Rosa Parks, ciudadana negra, que en 1955, en Montgomery, Alabama, se negó a ceder su asiento de autobús a un pasajero lanco. Fue un simple acto de resistencia que dio inicio a la finalización de la segregación racial en EE.UU.; este simple hecho desencadenó una serie de reacciones en toda la población negar para impugnar aquello que estaba legalizado y que parecía inamovible. Es el mismo año en que nace Alberto con esa incalificable vocación para subvertir y cuestionar, para exponer y exponerse, para cuestionar y construir su propio mundo de colores a su imagen y semejanza. La trocar la pasiva contemplación monacal en una acción irrenunciable de pronunciamiento artístico a favor de los sueños y de aquello que soñamos; no como espejismo colectivo diagramado por los expertos; como sueños colectivo vividos y construidos por su protagonistas, pues eso son lo personajes que pinta Alberto: protagonistas de su propia derrota y de su vocación para despreciar las normas y las convenciones.



!! Saludos Alberto, por la vida, la pasión y la pintura!!

Pablo Yépez 




lunes, 23 de febrero de 2015

Pornografia al servicio de la cultura desarrollista emanada desde el poder, encaramado en la Plaza Grande






Por: Odiseo Runa

La desnudez de la mujer es bella, propia del atractivo natural de los sexos y del apareamiento de los seres humanos para asegurar la preservación de la especie humana, propia de las tribus originarias. La fertilidad de la mujer, su autoridad política comunitaria estuvo asociada a la fertilidad de la tierra y a los ritos de la siembra y la cosecha; al papel del agua, el sol, los astros, los solsticios; ese erotismo natural ligado a la reproducción de la vida, a la atracción natural entre los sexos propia de las culturas originarias asociada sin hipocresía al cultivo de la “Pachamama” fue estigmatizado por los colonizadores de Ultramar como “herejías”; culturas arraigadas en el espíritu de los pueblos durante los momentos del éxtasis lunar, de las lluvias plenas y de los soles amasados junto al trabajo de los pueblos, de hombres y mujeres, ha venido siendo arrasada por el capitalismo que ha hecho de la desnudez de la mujer –y del hombre-, una mercancía más: Un instrumento del mercantilismo para la venta de perfumes, autos deportivos, etcétera. La desnudez erótica y pornográfica de la mujer, además, es un instrumento de alienación propiciado por la cultura burguesa e imperialista introducida en la música y la danza, en el cine, en las artes. 

Distinta es la visión y el arquetipo de la belleza popular que no es hipócrita y que, asociada a la lucha liberadora se erigió en la imagen de una hermosa joven alzada sobre los hombros de una abigarrada multitud de manifestantes de la juventud durante las marchas de la juventud en París en 1968 que recorrió el mundo: Luchas por la libertad para los oprimidos; belleza de la mujer combatiente que brilla con fulgor en sus ojos, en su risa, en las curvas naturales de su anatomía pródiga, en la armonía vital destacada por Da Vinci; pero sobre todo en su pensamiento y participación activa en la lucha política liberadora. Tales son las características propias de incontables mujeres que han optado por la participación en las luchas liberadoras que se cuecen durante siglos en las tierras de la Mitad del Mundo a cuya altiva fisonomía pertenecen Rosa Paredes, Manuela León, Manuela Sáenz y tantas innumerables mujeres que han construido la cultura popular, democrática y emancipadora del Ecuador, todas pródigas en talento, reciedumbre, vuelo espiritual libertario y belleza propia de la naturaleza de ser mujer. 

A esta semblanza, categoría, espíritu recio de la mujer manabita y ecuatoriana pertenece la dirigente del Victorioso Paro de la UNE de Octubre del 2009 que hizo huir con el rabo entre las piernas al Mandarín de Palacio a Venezuela –una de las razones de su odio que riega entre los asquerosos twiteros de la pornografía palaciega-; a esa categoría de la mujer ecuatoriana luchadora por la emancipación e irreverente contra el poder burgués emanada de la cultura desarrollista que ha hecho del arte, de sus artistas y sus Belfas de la Asamblea y Ministerios bajo su dominio hegemónico, responde, -Tras caer en mayor descrédito con la publicación del Libro del General Gonzáles respecto de que no hubo Golpe de Estado “blando”, ni secuestro, el 30 de Setiembre-, la visión estética burguesa desarrollista del caudillo; a su ética atrabiliaria e inescrupulosa de intentar imponer un modelo mayormente dependiente del capital financiero internacional y de enriquecimiento de las oligarquías criollas, responde la acuciosa y desesperada intentona de desdibujar la figura de la maestra insurgente, de la madre de dos hijos educados en la filosofía del vivir modesto, sano, libre, activo, alegre y vigoroso; del diario trajinar en la escuela y en el combate liberador; de la mujer emancipada y emancipadora, dirigente reconocida por los maestros y los pueblos; de la mujer popular lideresa de la Unidad Popular integrante de la CONFEMEC, quien fuera asambleísta alterna y segunda dirigente del agredido  e ilegalmente borrado del Registro Electoral, el MPD de Jaime Hurtado por el gobierno despótico: Tal es la agresión contra la mujer popular mestiza, indígena y negra que enriquece la construcción de la Cultura Popular del Ecuador de hoy, materializada en la ignominiosa y procaz agresión a la educadora altiva y bella, a la dirigente revolucionaria de la UP: Mary Zamora.

El dobles del gobierno que se lava las manos e intenta en vano desentenderse de la labor abyecta de sus twiteros pornos, queda al descubierto, pues: ¿A quién interesa desacreditar a la lideresa revolucionaria Mary Zamora sino al gobierno? ¿a quién sino para justificar su intento atrabiliario e ilegal de someterla a prisión manipulando la Fiscalía -en manos de su pariente- buscando anular la sentencia de inocencia ya dictaminada en última instancia al más alto nivel de la Justicia? ¿A quién sino, quien, en innumerables sabatinas sexistas ha atacado procazmente a Mary Zamora por su calidad de dirigente revolucionaria?: El nombre de esta infamia tiene en su cúspide autoritaria al caudillo de la Plaza Grande; desacredita, más, a su gobierno neocolonial y mercantilista. Pues nadie más que Él, representante de esa cultura reaccionaria, despótica y anti patria es quien odia y teme a los pueblos alzados y a las mujeres rebeldes. 

Que esos descalificados montajes que agreden a la mujer popular son elaborados por la Lengua Oficial de la Plaza Grande está claramente determinado porque una es la visión estética y ética de la Unidad Popular que configura la belleza de la mujer asociada al trabajo y a la actitud rebelde, libertaria; y otra es la visión mercantilista, erótica y pornográfica de la mujer y de las artes gráficas pornógrafas que ha incrementado el descrédito del caudillo y sus adláteres contra-propagandistas de la Plaza Grande por infames, desacreditadores mentecatos, serviles, ignominiosos,  burros pie de la estética y la ética del poder mercantilista desarrollista correista.