miércoles, 28 de noviembre de 2012

La nostalgia y los sentimiento sublevados


Karlos Sánchez

Las noches cuando termina el día de labores es reconfortante escuchar música y que mejor la que nos acompaña desde siempre, las canciones sociales, como “que vivan los estudiantes” de Mercedes Sosa la que compartimos cuando estudiantes en el colegio y en la universidad en el compromiso por una educación fiscal laica y gratuita que hoy esta pisoteada por los meritocráticos que estudiaron en el extranjero y desde el escritorio se inventan el agua tibia para disque cambiar la educación superior dejando sin la oportunidad de estudiar a miles de jóvenes del pueblo.

Como no acordarnos de Víctor Jara, y a Desalambrar o Plegarias al Labrador, Quilapallun y la Muralla,  Atahualpa Yupanqui y los ejes de mi carreta y otros que cantaron a la vida y la cotidianidad de los trabajadores y los pueblos; como no acordarnos de las huelgas nacionales de los trabajadores y escuchar a la Huelga cantada por el grupo Noviembre 15 o el canto de la Unidad Popular y quien no canto el Pueblo Unido Jamás será Vencido de los Inti Alimaña y muchas más que las escuchamos por primera vez al calor de las luchas sociales con los estudiantes en las aulas por el derecho al libre ingreso, con los trabajadores en las fabricas por los derechos laborales y con los pueblos en las calles y plazas al calor de la lucha por nuestros derechos en el camino de la construcción de la Patria Nueva.

Que respetamos los derechos de los demás, innegables; pero que indignación cuando escuchamos cantar a los gobernantes de turno las canciones sociales y al mismo tiempo encarcelan a jóvenes luchadores sociales por el único delito de pensar diferente y gritar a lo alto que no están de acuerdo con la violación permanente de los derechos humanos.

Como no sentirme furioso cuando los que cantan las canciones sociales en las tarimas al mismo tiempo emite leyes que criminalizan la protesta social y encarcelan a los luchadores populares, como en el caso de Marcelo Rivera y los 10 jóvenes del Luluncoto; cómo no sentir rabioso con iras cuando nuestras canciones sociales quieren ser reivindicadas por los “revolucionarios ciudadanos”, de cafetín, que lo más cerca que estuvieron en una lucha social fue cuando vieron las noticias en sus acomodadas viviendas en universidades extranjeras en Lovaina Bélgica o en Estados Unidos.

Que iras y que pena saber que el festival de “todas las voces todas”, sirva para satisfacer los deseos escondidos de gobernantes y autoridades que nunca supieron que es poder cantar una canción protestas en las huelgas solidarias o en las movilizaciones multitudinarias de los trabajadores y los pueblos que seguimos luchando por el cambio en nuestra patria.

Pero estos sentimientos encontrados siempre pasan porque una cosa es cierta las revoluciones son obra de los trabajadores y los pueblos y no de un puñado de revolucionarios ciudadanos que con fraseología de izquierda pretenden seguir gobernándonos; el futuro está en nuestras manos, la unidad de los trabajadores y los pueblos es nuestro presente, construir un mundo nuevo es la tarea; cantemos “el Pueblo Unido Jamás será vencido”, “Venceremos” “o puedo morir como naci saberlo puro sencillo y optimista” y continuar en la tarea del cambio; nuestra meta no está lejos la construcción de la Patria Nueva; caso contrario ”quisiera que a mí me entierren en una vasija de barro envuelto en bandera roja y con el fusil al lado”.   

  

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