viernes, 10 de junio de 2011

Entre la percepción y la necia realidad

A días de cumplirse un año de la puesta en vigencia del Plan Maestro de Movilidad en la ciudad de Quito, muchas son las inquietudes y los cuestionamientos, mientras los voceros de la  Administración Municipal  intentan desesperadamente  ocultar el sol con un dedo.

En el mes de marzo del año anterior, el Alcalde de la ciudad presento un conjunto de medidas, englobadas en lo que denominaron el PMM, el mismo que en sus inicios incluye tres ejes centrales: transporte universal y accesible, la circulación racionalizada en el Distrito y la viabilidad integradora; plan que fue paulatinamente minimizado hasta llegar a la ordenanza municipal No. 0305 mediante el cual el  "Art.- I. 472 (5), El Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, podrá  implementar medidas de regulación de la circulación vehicular par zonas y/u horarios”. El Pico y Placa.

Contrario al sentir de miles de Quiteños que sufrimos a diario las inclemencias del tráfico y la congestión, el abuso de los transportistas urbanos y de taxistas legales  e ilegales,  según  sus  mentalizadores “La aplicación de la medida de restricción vehicular, “Pico y Placa”, neutralizó el incremento del parque automotor y se ganó en velocidad vehicular, reducción de colas de tráfico y mejoramiento del medio ambiente de la ciudad, porque si no se aplicaba la medida con esa cantidad de vehículos ingresados estuviéramos en peor situación”, dijo Carlos Páez - secretario de Movilidad a un medio de la capital”.

El informe presentado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central del Ecuador, sostiene entre las conclusiones más importantes que: Existe un ligero incremento de la tasa de ocupación diaria de los vehículos particulares y motos un 1% y de un 8% para taxis. El volumen de tráfico diario se ha reducido en relación al periodo previo de la aplicación de la medida de restricción vehicular, en un 3.5% para vehículos particulares y 15% para motos, sin embargo el volumen de taxis aumentó en un 11%. Sin embargo en el mismo documento se afirma que la medida no es suficiente y que no soluciona el problema ya que en ciertos tramos aumenta la velocidad pero en otros se sostiene la congestión y la contaminación.

En las calles el peatón común y corriente, los choferes de autos particulares y de los propios taxistas sostienen lo contrario.

Para don Manuel Quinaluiza, morador del sector de Calderón, trabajador de la construcción que todos los días se traslada hasta el sector de la Villaflora, la medida de la que tanto habla el Alcalde no ha solucionado en nada el problema que tiene para movilizarse.  “…… al igual que antes, me toca levantar a las cinco de la mañana,  salir corriendo para  viajar como un costal de papas en buses que ya se desbaratan de viejos y luego hacer unas colas inmensas en la estación del Metro, al cual me trepo utilizando mucha audacia y fuerza, así y todo llego atrasado al camello, adolorido del maltrato y la lucha cuerpo a cuerpo que me doy en los buses”, dice mientras corre desesperado por alcanzar al Metro.

Al parecer, el señor Alcalde y los defensores de esta medida restrictiva e impositiva se olvidaron del conjunto de medidas establecidas en el Plan de Movilidad; en un recorrido realizado con reporteros de la revista pudimos constatar la pésima calidad del servicio de transporte urbano y del sistema público de transportación administrado por el Municipio y la empresa destinada a la misma, el deterioro de las paradas del metro y trole bus, el obsoleto e inadecuado sistema de semaforización que provoca el caos vehicular y por su puesto el desastroso estado de la carpeta asfáltica en los principales corredores de la ciudad.

Según algunos expertos el 60 % de la carpeta asfáltica de la ciudad es inservible, lo que necesariamente empeora con el invierno, provocando grietas, baches de manera generalizada en toda la ciudad.

En estas circunstancias decir que la movilidad y la contaminación en la ciudad se han reducido,  proclamar incluso como logros trascendentales de esta administración,  raya en la subjetividad e inmoralidad de altos funcionarios que intentan “vender” a la ciudadanía, mediante productos comunicacionales, una especie de panacea en la que han convertido al pico y placa y a la ciudad producto de su gestión.

Nada más ridículo resulta ver al Alcalde de la Ciudad promocionar “las miles de obras realizadas” en spot publicitarios, salir a las calles y encontrarse con una realidad que es necia y que nos muestra a cada paso que damos, la ineptitud e incapacidad de los llamados representantes de los ciudadanos, proclamados revolucionarios del siglo XXI.

Ahora resulta que el pico y placa tiene resultados positivos por que las colas de los autos ya no son tan largas o porque, según el Secretario de Movilidad del Distrito Metropolitano de Quito, cada día salen de circulación cerca de 80.000 vehículos; sin embargo, no se refieren a que en la ciudad el número de taxis legales e ilegales se ha incrementado en más de 20.000 unidades, según el estudio de la UCE el volumen del taxismo aumentó en un 11%.

Desde la óptica neoliberal de los llamados revolucionarios del siglo XXI, por supuesto que el Plan de Movilidad es un éxito, pues, como podemos ver, las medidas restrictivas necesariamente nos conducen a realizar mayores egresos para poder movilizarnos, las unidades de taxis hacen su agosto, las casas comerciales aumentan la venta de automotores particulares y de repuestos por la destrucción que sufren los vehículos usados, así como la exorbitante cantidad de 2,5 millones de dólares que captó el Municipio de Quito, por concepto de multas en el año 2010 a  30.709 conductores sancionados.

¿Quiénes son entonces los verdaderos beneficiarios de estas medidas restrictivas? ¿Hacia dónde se destinan los recursos económicos que se recaudan por concepto de multas, matriculación vehicular y demás impuestos en la ciudad? Son algunas interrogantes que nos hacemos los capitalinos.

El Arquitecto Rubén Buenaventura, trabajador privado, en una entrevista que generosamente nos concede, solo alcanza a mover la cabeza en señal de indignación al tiempo que señala que, en solo dos años que vive y transita desde los valles de la capital, lo único que ha visto es como su bolsillo tiene que pagar las brillantes decisiones de las autoridades municipales, “…. nos llenan de ofrecimientos, nos inundan la televisión y la radio con mentiras y a la hora de la verdad, nada para el pueblo, solo miran por su beneficio y la de sus amigos que financian las campañas electorales; el Quito que queremos en realidad se ha transformado en el Quito del abandono y del olvido……”

En la propia institucionalidad municipal los criterios son ambiguos que incluso llegaron a suspender las actividades de la veeduría creada para el seguimiento del Pico y Placa, según Cristóbal Buendía, abogado Observatorio de Movilidad Ciudadana, sostiene que la suspensión definitiva de la veeduría era inminente.  Según Buendía, el objetivo del nuevo directorio de Quito Honesto fue acabar con la labor del Observatorio, ya que los resultados demuestran el fracaso de la restricción vehicular.

En definitiva, el Plan Metropolitano de Movilidad implementado por la actual administración municipal, ligada estrechamente al Presidente de la República, no solo que no representa la solución al problema vehicular o ambiental en nuestra ciudad, sino que se ha convertido en una medida demagógica, en una cortina de humo que busca encubrir los verdaderos propósitos de la involución ciudadana en la capital de los ecuatorianos, basados en la desesperación y la ansiedad de millones de quiteños por resolver el problema de la movilidad y a lo que muy elegantemente ellos denominan la percepción ciudadana, al más puro estilo de los representantes del postmodernismo a escala mundial.

Según Gianni Vatimo: "La llamada sociedad postmoderna es la sociedad de la comunicación. En el nacimiento de una sociedad postmoderna desempeñan papel determinante los medios de comunicación; esos medios caracterizan a una sociedad como una sociedad más trasparente, más consciente de sí, más ilustrada, incluso caótica.”
Haciéndoles el juego al Alcalde Barrera y al Presidente Correa, tanto los medios públicos –no independientes-, como los privados –dependientes- del gran capital, derrochan millones de dólares en publicidad, a toda hora del día y la noche, con el objetivo de  vendernos una revolución farsante y demagógica. Las calles y las paredes transpiran pobreza a cada paso; es notorio el aumento galopante del costo de la vida y la inseguridad creciente; la corrupción desgaja las paredes de las instituciones; la contaminación aumenta con tantos taxis ilegales y un tráfico insoportable. ¿Qué va? ¿No es cierto? solo son percepciones maliciosas e infundadas de unos cuantos quiteños trasnochados.
La verdad salta a la vista y nos ha abierto los ojos: el pueblo no vive ni cree más en los spots barnizados “del Quito que queremos” o aquel apolillado de que” la Patria ya es de todos”. Será de todos los empresarios criollos y las multinacionales automotrices, petroleras, mineras y telefónicas, que han cosechado fortunas -en tierra fértil- con la apertura indiscriminada al capital extranjero, en plena Revolución Ciudadana del Siglo XXI.
Lic. Héctor Simbaña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario